Por demás está decir que un jaguar no es una mascota. Pero, sí es cierto que muchos de estos hermosos animales necesitan de la ayuda de los rescatistas para sobrevivir, especialmente si pierden a sus madres cuando son tan sólo unos bebés.
Este era el caso de un enorme jaguar llamado Jag que nos impresionó mucho en Zoorprendente. Los rescatistas de Akwaaba Lodge, en Sudáfrica, lo encontraron cuando tenía apenas un par de días de vida.
En el mundo, solo es superado en tamaño por dos de sus parientes: tigres y leones.
Por suerte, esta organización se especializa en animales salvajes y contaban con todo lo necesario para brindarle a Jag los cuidados que tanto necesitaba.
Demostraba a sus rescatistas lo feliz y agradecido que se encontraba. Jag forjó una relación muy especial con su humana y cuando era pequeñito incluso llegó a dormir en la misma cama junto a ella para despertarla cada cierto tiempo y pedirle un merecido biberón.
Ella le brindó todo el amor del mundo pero sabía que se acercaba el momento en que Jag crecería y debía comenzar a vivir en los recintos más grandes del santuario.
Este dulce peludito también era muy simpático y a pesar de su naturaleza innata de cazador, la rescatista imaginó que podían llegar a ser grandes amigos.
Prefiere presas grandes, como tapires, pecaríes y ciervos, pero también caza caimanes, y anacondas y no descarta alimentarse de ranas, aves o peces.
El resultado fue mucho mejor de lo que habían esperado. Después de tan sólo un par de horas, Jag parecía el mejor amigo de Bullet.
El jaguar disfrutó sus años de cachorro junto al mejor amigo posible, pero a medida que seguía creciendo los rescatistas temían que el felino llegase a hacerle daño.
Cuando llegó el momento, intentaron comenzar a separarlos pero el resultado los dejó en shock.
Jag lloraba sin parar cada vez que intentaban separarlo de Bullet. El pobre felino se sentía muy solo y no hacía más que chillar y quedarse acostado a la espera de su dulce amigo. Pero para su asombro, el perrito no se quedaba atrás.