En el exuberante archipiélago indonesio del Parque Nacional de Komodo, un dragón de Komodo, el máximo depredador de su hábitat, intentó engullir una anguila morena. Obviamente esto fue un error. Aquí comparamos los dos partidos de este encuentro.
Estas criaturas tienen cuerpos musculosos y extremidades poderosas, lo que les permite dominar presas mucho más grandes que ellos. Además, a pesar de su tamaño, los dragones de Komodo son sorprendentemente ágiles y rápidos a la hora de cazar o defender su territorio.
Su piel escamosa suele ser una combinación de tonos terrosos, que van desde el gris y el marrón hasta el naranja rojizo. Además, este camuflaje les ayuda a integrarse perfectamente en su entorno, lo que los convierte en cazadores eficientes y depredadores de emboscada.
La morena (Muraenidae) es una criatura poderosa por derecho propio, excepto en el agua. Las morenas pueden crecer entre 5 y 10 pies (1,5 a 3 m) de largo y pesar más de 44 libras (20 kg). Segregan una mucosidad protectora sobre su piel sin escamas, que puede ser tóxica para otros animales.
Las morenas suelen tener manchas de color marrón oscuro o grisáceo contra el blanco, o manchas blanquecinas contra el marrón/gris, lo que les ayuda a mezclarse con las aguas turbias donde residen.
Estoy seguro de que el dragón de Komodo le dio a esa comida una reseña de 1 de 5 estrellas.
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