Un pobre perro abandonado, solo y triste, en una parada de autobús, mientras la gente le arrojaba restos de comida dañada, desgarró el corazón de sus héroes. El desenlace de este lamentable caso nos llega al alma.
Los perritos son los seres más nobles y pagarían lo que sea por tener un hogar y unos dueños a quienes brindarles su amor y su fidelidad.
Pero, por el contrario, tienen que conformarse con la dura vida de la calle, expuestos a graves peligros, y a sufrir el abandono, la soledad, el frío, la tristeza más absoluta…
Así discurría la vida de este perrito que permaneció en la parada de un autobús sin que nadie decidiera detenerse
El callejerito yacía allí, enfermo, triste y solo, a la espera de un alma compasiva. Pero todo parecía en vano, muchos pasaban, algunos a lo mejor simplemente lo miraban, le tiraban comida podrida, y luego se iban.
Lo único que pedía era las migajas de su amor, nada más…
Así pasó tres largos días en ese transitado lugar, muerto de hambre y frío, pero sin que nadie hiciera nada por él…
Hasta que una mujer de una organización de rescate, Stray Paws, en Estados Unidos, fue alertada y no dudó en correr a socorrerlo.
El veterinario fue lo más dulce que puede haber con un perrito que era consciente que estaba sufriendo dolor, además de que tenía su corazón roto por la soledad de la calle.
Por eso, tuvo que permanecer en la clínica varios días bajo su cuidado, pero el médico le prometió a Helu que todo estaría bien.
El pequeño iba respondiendo a todos los cuidados de maravilla y sobre todo al amor que por primera vez sentía en su vida
Así que días después, la mujer fue por Helu a la clínica, ya estaba listo para que siguiera teniendo los cuidados que necesitaba.
Helu ya podía caminar con la ayuda de una correa y su mejoría completa dependería de que simplemente se sintiera amado
Aunque habían pasado varios días, el hermoso Helu reconoció de inmediato a su rescatista, la mujer no pudo menos que conmoverse y decidió adoptarlo para siempre, no permitiría que volvieran a destrozarle el corazón y a partir de ahora el pequeño no merecía más que amor.
Helu nunca tendrá que preocuparse por su próxima comida o por tener un lugar donde reclinar su cabeza.
Puedes ver más detalles de este emotivo rescate en el siguiente vídeo:
Nos encantan estos finales así de felices, es lo que todos los perritos del mundo merecen. Enhorabuena por todas esas almas que desinteresadamente lo dan todo por los callejeritos.