Mientras el sol se ponía sobre la saʋannah africana, un doloroso león se vio atrapado en una lucha de vida o muerte con una pitón gigante. La serpiente masiva había enrollado su musculoso cuerpo alrededor del león, constriñéndolo con una fuerza aplastante que dejó al gato incapaz de moverse.
El león intentó escabullirse y luchar, pero fue inútil. La pitón estaba demasiado parada y tenía un agarre demasiado fuerte. Los rugidos del león se convirtieron en gemidos dolorosos mientras intentaba liberarse de las garras de la serpiente. Con el paso del tiempo, la energía del león empezó a menguar. Sus movimientos disminuyeron y su respiración se hizo más lenta. La pitón, sintiendo el estado debilitado de su piel, apretó aún más fuerte, haciendo que al león le resultara cada vez más difícil respirar.
Pero justo cuando parecía que toda esperanza se había perdido, un grupo de asistentes al safari llegó a la escena. Rápidamente se dieron cuenta de la gravedad de la situación y pidieron ayuda. Guías y guardabosques experimentados acudieron al lugar, armados con cuerdas y herramientas para tratar de atrapar al león.
El equipo trabajó rápida y cuidadosamente, sabiendo que un trabajo más podría significar la muerte del león. Después de varios minutos de intenso esfuerzo, finalmente pudieron liberar al león de las garras de la pitón. El gato grande estaba débil e irritado, pero era alienígena. La pitón se alejó deslizándose, frustrada en su falso intento de capturar al león. Los asistentes al safari y los guardabosques dieron un suspiro colectivo de tristeza, agradecidos por la oportunidad de soportar semejante escena e intimidación en la vida.
En cuanto al león, le tomaría tiempo recuperarse de sus ataques. Pero siempre temería las cicatrices de su epopeya con la pitón gigante, un gemelo de la constante lucha por la surʋiʋal que continúa en la guerra.