Fotografías increíbles muestran una pelea a muerte entre una anaconda de 28 pies de largo y un cocodrilo en las aguas turbias de un pantano de la selva amazónica.
El señor Dooley observó cómo la anaconda apretaba al caimán de dos metros de largo de tal manera que le rompía todas las patas, antes de que el cocodrilo lograra morder y hundir sus dientes en el cuello de la serpiente.
El fotógrafo Kevin Dooley, de 58 años, estaba de gira por Pantanal, en Brasil, cuando vio una anaconda peleando con un caimán en un humedal tropical. La serpiente se enroscó alrededor del cocodrilo y apretó su cuerpo de tal manera que le rompió las cuatro patas.
Una vez que terminó la pelea, Dooley dijo que la anaconda, que estimó en 28 pies de largo, se deslizó hacia el agua. Si bien las anacondas comen caimanes, en esta ocasión la serpiente decidió no hacerlo y, en cambio, dejó al animal lisiado a su suerte.
El caimán logró morder el cuello de la anaconda, pero sólo después de que la serpiente terminó de apretarlo de tal manera que le rompió todas las patas. Las anaconda generalmente matan por constricción, apretándose lentamente alrededor de su presa hasta que la asfixia.
Las anacondas verdes, como la fotografiada por Dooley, son la especie de serpiente más grande del mundo: crecen hasta 30 pies de largo y pesan hasta 550 libras. Si bien las pitones reticuladas suelen crecer más, tienen cuerpos más delgados y tienden a pesar sólo la mitad que las anacondas más grandes.
Las anacondas y los caimanes habitan en las vías fluviales de Brasil, donde emplean tácticas de caza similares: permanecer agachados en el agua con sólo sus ojos visibles hasta que una presa desprevenida se acerca lo suficiente para atacar.
El señor Dooley no vio el comienzo de la pelea entre la anaconda y el caimán, por lo que no pudo decir cuál atacó al otro, aunque la serpiente ciertamente salió mejor parada.