Un guepardo cazador se vio obligado a poner a prueba su velocidad vertiginosa cuando los dos jabalíes que cazaba optaron por perseguirlo.
“No debería haber hecho eso”: el guepardo huye corriendo después de que los dos jabalíes pasan de ser cazados a cazadores
Sin embargo, al darse cuenta de que los estaban acechando, los dos cerdos salvajes se dieron la vuelta y le hicieron saber al guepardo exactamente a qué se enfrentaba.
Con sus colas levantadas en el aire, los animales negros corrieron hacia el gato manchado, obligándolo a huir en busca de seguridad.
Ser capaz de alcanzar velocidades de hasta 120 km/h resultó salvarle la vida al guepardo, ya que rápidamente se alejó de los jabalíes antes de buscar su cena en otra parte.
Hora del almuerzo: Escondido entre la hierba alta, el guepardo se acerca primero a su posible presa por detrás. Sin embargo, no todo sale según lo planeado.
Vistos… y vistos: Los jabalíes, a segundos de ser atacados por detrás, se dan vuelta y se dan cuenta de que tienen compañía.
Sin dejarse intimidar por su rival de dientes afilados, los cerdos salvajes deciden tomar una posición y, en lugar de ser cazados, le dan la vuelta al guepardo.
Es hora de irse: después de un breve enfrentamiento, los jabalíes de cuatro cuernos se acercan al guepardo, que luego decide escapar.
Veamos quién es el más rápido ahora: la carrera ha comenzado, con el guepardo a 120 km/h lanzándose y los jabalíes pisándole los talones.
Si hubiera sido capturado por los jabalíes, habría estado en verdadero peligro.
Saltando sobre la exuberante hierba de Kenia, el guepardo comienza a crear un poco de distancia por delante de los corpulentos cerdos salvajes.
La velocidad vuelve a ganar: sin mirar atrás, el guepardo logra escapar de los jabalíes, que abandonaron su persecución
Pareciendo avergonzado, el joven y hambriento guepardo se queda mirando hacia otra parte después de fracasar en su intento de atrapar a los dos jabalíes.