Para tener un amigo incondicional, sólo basta con darle un gesto de amor a un perro vulnerable y tendrás más que un amigo, un ángel guardián que, sin importar su condición, siempre estará ahí.
Lamentablemente, su situación era peor, pues a diferencia de muchos otros perros callejeros, él es completamente ciego. Su sentido del olfato y su intuición se convirtieron en su mejor herramienta para sobrevivir en las calles de El Cairo, Egipto.
La oscuridad que lo cobijaba llegó a su fin cuando un buen samaritano, Ahmed Embaby, voluntario del refugio Furever Resue Foster, lo vio tirado en la calle, solo y desamparado. El hombre no dudó en ayudarlo y rescatarlo de la terrible situación en la que se encontraba.
Poco a poco el perro fue recuperando energía, durante ese tiempo se había ganado el corazón de su rescatador y sin darse cuenta eran mejores amigos.
Todos los días antes de iniciar la jornada laboral, Embaby llega al refugio y llama dulcemente a su fiel compañero, Arafa sale eufóricamente corriendo a saludarlo.
Para el personal del refugio no hay mayor satisfacción que ver a los perros felices y demostrarles a su manera lo agradecidos que están por haber sido sacados de la calle.
Son muchos los perros que pasan sus días esperando poder formar parte de una familia.
Sin embargo, el objetivo es que tanto Arafa como cada perro que vive en el refugio puedan ser adoptados y encontrar un hogar permanente que aumente su felicidad y los trate con todo el amor y respeto que merecen.
Arafa nos demuestra que no existen barreras para demostrar amor y que todo se puede superar cuando se recibe la ayuda adecuada.