Un hombre que conducía entre Trani y Barletta, en Italia, se encontró con una maleta roja destrozada tirada al costado de la carretera.
A pocos centímetros de distancia, un cachorro flacucho y muy asustado se acurrucaba junto a ella. Por lo que parecía, el cachorro había quedado atrapado dentro de la maleta y había logrado abrirse paso a mordiscos y zarpazos hasta liberarse;
después de esa terrible experiencia, sus fuerzas se habían agotado y parecía estar esperando que alguien lo ayudara o simplemente morir.
El buen samaritano que lo encontró llamó a la Lega Del Cane Trani para pedir ayuda.
Según la organización de rescate, el cachorro sufría muchos problemas estomacales. No solo eso, el cachorro tenía miedo de los humanos y no tenía ninguna confianza, lo que hizo que su recuperación fuera aún más complicada.
“Los resultados de sus exámenes son realmente dramáticos. Hay anemia, hiperparatiroidismo, insuficiencia hepática, necrosis en algunos tejidos. Su aparato greoentérico está lleno de piedras y cueros extraños”, explicó un portavoz de la Fundación.
Sus rescatadores no tenían intención de darse por vencidos con el perro, al que bautizaron como Kei. Los veterinarios trataron su anemia, hiperparatiroidismo, insuficiencia hepática y muerte de algunos tejidos. Además, había estado extremadamente débil y durante semanas no tuvo fuerzas ni para mantenerse en pie.
Los desafíos físicos de Kei también se enfrentaron a sus desafíos emocionales, y tomó tiempo asegurarle al tímido y maltratado cachorro que los humanos no eran tan malos y que podían confiar en él.
Poco a poco, Kei comenzó a confiar en los humanos que lo ayudaban.
“Quien adopte a Kei se llevará un perro al que tendrá que reconstruir física y psicológicamente. Es un gran compromiso”.