Scout es una perrita cuya desgarradora historia es capaz de dejar a cualquier en lágrimas. Llegó a un refugio después de ser lanzada por la ventana de un auto en movimiento.
El hombre continuó conduciendo a toda velocidad y los testigos de lo sucedido quedaron atónitos al ver el enorme daño que le habían hecho. Como resultado, Scout quedó paralizada y no pudo volver caminar como cualquier otro perrito.
La perrita fue llevada a un refugio y pasó allí dos largos años de su vida. No había dudas de que se encontraba en mejores manos que su anterior “dueño”, pero alguien con una condición de salud tan difícil necesitaba de cuidados extras. Afortunadamente, Rachel Greydanus llegó a su vida.
Rachel es una terapeuta recreativa de 23 años. En cuanto escuchó la triste de Scout quiso conocerla y de inmediato, comprendió que estaba destinada a cambiar la vida de la dulce perrita.
Una visita al veterinario confirmó que Scout tenía una severa lesión en su médula espinal. Sufría de parapesia en sus patitas traseras.
Eso significa que tenía tanta debilidad en sus miembros inferiores que a duras penas podía moverlos. Era un caso difícil pero Rachel no pensaba darse por vencida. Día a día comenzó a realizar ejercicios de terapia y con el paso del tiempo logró lo que parecía imposible.
Scout recibió una especie de carrito hecho a su medida para poder caminar más cómodamente.
Esto le ha permitido volver a jugar en un parque y jugar con otros perritos. Lo mejor de todo es que es una peludita muy agradecida y no para de recompensar a Rachel con una gran sonrisa.
Muchos lamentaron el terrible daño que el anterior dueño de la perrita le había hecho. Rachel, sin embargo, tenía algo muy diferente que decirle a aquel hombre.
En su carta, Rachel le aseguró que el ojo por ojo no es la solución a ningún problema. Sin importar las dificultades y todo el dolor que Scout tuvo que pasar, ahora se encuentra mejor que nunca. Ha conseguido su verdadera familia y cuenta con la seguridad de que nunca más nadie le volverá a hacer daño.