La vida de un perro pequeño debería estar llena de felicidad, amor y un techo seguro. Pero, lamentablemente, muchos animales no tienen un hogar y se ven obligados a vagar sin rumbo por las calles, exponiéndose al hambre, al frío, a la sed y, sobre todo, al maltrato.
Meg es una pequeña peluda de color caramelo que apareció hace poco en el porche de una casa en Texas, Estados Unidos. El dueño del lugar no pudo pasar de largo cuando la encontró: con su pelaje despeinado, desnutrida, con sarna y llena de pulgas.
Era evidente que este misterioso perro había pasado mucho tiempo en las calles, al menos eso era lo que se reflejaba en sus profundos ojos tristes que parecían haber perdido la esperanza de tener una vida digna.
La dueña de casa publicó lo sucedido en Facebook y, milagrosamente, no tardaron en aparecer unos ángeles amantes de los animales, dispuestos a hacer todo lo posible por ayudar a la peluda.
Los rescatistas del refugio This is Houston llegaron a la casa en cuestión para conocer a Meg y brindarle todo su apoyo. En cuanto la vieron supieron que debían actuar rápido para liberarla de todo su malestar y melancolía.
La perrita estaba devastada en todos los sentidos.
Meg pesaba menos de 5 kilos cuando la encontraron. Tenía sarna, infecciones, le faltaba media oreja y estaba infestada de pulgas, lo que la convierte en uno de los peores casos que ha visto el veterinario que la evaluó.
Pero, además de esto, la perrita había recibido un impacto en una de sus patas delanteras y, al ser tan pequeña, acabó con una terrible fractura y corrió el riesgo de perder su extremidad para siempre.
Los ojitos y el corazón de Meg también están enfermos
Con tanto terreno por recorrer, los rescatistas decidieron comenzar la rehabilitación de Meg tratando sus problemas de piel. Comenzó a tomar antibióticos y a estar bajo constante vigilancia. Y, poco a poco, su cuerpo mostró mejoras alentadoras.
Su frecuencia respiratoria se recuperó después de unos días de cuidados.
A pesar de la situación, Meg se ha mostrado amable y agradecida con todas las personas que han acudido a comprobar su bienestar. Nunca la habían tratado con tanto cariño y, aunque es algo nuevo para ella, poco a poco va sanando su corazón.
Sus rescatistas la acompañan en cada paso que da y luchan por sacarle una sonrisa. Su piel ha recuperado su brillo natural y ha vuelto al veterinario para continuar con el tratamiento hasta que su salud se normalice.
“Tiene toda la vida por delante y estamos ansiosos por mostrarle que a partir de aquí las cosas mejoran”, afirmó el refugio.
La patita herida de Meg no podrá salvarse y será necesario amputarla, pero sus rescatistas confían en que esto será lo mejor para que pueda tener una vida plena y, sin duda, aprenderá a moverse porque es una canina valiente.
Mientras va a su hogar definitivo, Meg se llena de amor por parte de miles de internautas que le envían diferentes regalos como la bella princesa que es; recientemente le enviaron una hermosa manta de oración para que se mantenga abrigada.
“Awww, dulce bebé. Rezamos por ella, para que su próxima cirugía salga bien y se recupere pronto”, escribió un usuario de las redes sociales.
Ahora Meg tiene la confianza y seguridad de poder recostarse tranquilamente sobre el pasto o en su cama. Nunca más sufrirá indiferencia ni maltrato. Lo peor ya pasó y tiene una vida feliz por delante.
Historias como estas nos recuerdan la importancia de ver el dolor de los animalitos que viven en las calles. ¡Tú puedes cambiarles la vida, no los ignores!